El poder oculto: De donde nace la impunidad de Israel
Manuel Freytas. (*)
La gran complicidad internacional con las masacres periódicas israelíes no se gestan por miedo a Israel, sino por miedo a lo que representa el Estado judío. Israel es el símbolo más emblemático, la patria territorial del sionismo capitalista que controla el mundo sin fronteras desde los directorios de los bancos y corporaciones trasnacionales. Israel, básicamente, es la representación nacional de un poder mundial sionista que es el dueño del Estado de Israel tanto como del Estado norteamericano, y del resto de los Estados con sus recursos naturales y sistemas económico-productivos. Y que controla el planeta desde los bancos centrales, las grandes cadenas mediáticas y los arsenales nucleares militares.
(A) El poder oculto
Israel, es la más clarareferencia geográfica del sistema capitalista trasnacionalizado que controla desde gobiernos hasta sistemas económico productivos y grandes medios de comunicación, tanto en los países centrales como en el mundo subdesarrollado y periférico.
El Estado judío, más allá de su incidencia como Nación, es el símbolo más representativo de un poder mundial controlado en sus resortes decisivos por grupos minoritarios de origen judío, y conformado por una estructura de estrategas y tecnócratas que operan las redes industriales, tecnológicas, militares, financieras y mediáticas del capitalismo trasnacional extendido por los cuatro puntos cardinales del planeta.
Con una población de alrededor de 7,35 millones de habitantes, Israel es el único Estado judío del mundo.
Pero cuando hablamos de Israel, hablamos (por extensión) de lareferencia más significante de un sistema capitalista globalizadoque controla gobiernos, países, sistemas económicos productivos, bancos centrales, centros financieros, arsenales nucleares y complejos militares industriales.
Cuando hablamos de Israel, hablamos antes que nada de un diseño estratégico de poder mundial que lo protege, interactivo y totalizado, que se concreta mediante una red infinita de asociaciones y vasos comunicantes entre el capital financiero, industrial y de servicios que convierte a los países y gobiernos en gerencias de enclave.
El lobby sionista que sostiene y legitima la existencia de Israel, no es un Estado en el lejano Medio Oriente, sino un sistema de poder económico planetario (el sistema capitalista) de bancos y corporaciones trasnacionales con judíos dominando la mayoría de los paquetes accionarios o hegemonizando las decisiones gerenciales desde puestos directrices y ejecutivos.
Quien se tome el trabajo de investigar el nombre de los integrantes de los directorios o de los accionistas de la grandes corporaciones y bancos transnacionales estadounidenses y europeos que controlan desde el comercio exterior e interior hasta los sistemas económico productivos de los países, tanto centrales como «subdesarrollados» o «emergentes», podrá fácilmente comprobar que (en una abrumante mayoría) son de origen judío.
Los directivos y accionistas de las primeras treinta megaempresas trasnacionales y bancos (las más grandes del mundo) que cotizan en el indice Dow Jones de Wall Street, son mayoritariamente de origen judío.
Megacorporaciones del capitalismo sin fronteras como Wal-Mart Stores, Walt Disney, Microsoft, Pfizer Inc, General Motors, Hewlett Packard, Home Depot, Honeywell, IBM, Intel Corporation, Johnson & Johnson, JP Morgan Chase, American International Group, American Express, AT & T, Boeing Co (armamentista), Caterpillar, Citigroup, Coca Cola, Dupont, Exxon Mobil (petrolera), General Electric, McDonalds, Merck & Co, Procter & Gamble, United Technologies, Verizon, son controladas y/o gerenciados por capitales y personas de origen judío.
Estas corporaciones representan la crema de la crema de los grandes consorcios trasnacionales judeo sionistas que, a través del lobby ejercido por las embajadas estadounidenses y europeas, dictan y condicionan la política mundial y el comportamiento de gobiernos, ejércitos, o instituciones mundiales oficiales o privadas.
Son los amos invisibles del planeta: los que manejan a los países y a presidentes por control remoto, como si fueran títeres de última generación.
Quien investigue con este mismo criterio, además, los medios de comunicación, la industria cultural o artística, cámaras empresariales, organizaciones sociales, fundaciones, organizaciones profesionales, ONGs, tanto en los países centrales como periféricos, se va a sorprender de la notable incidencia de personas de origen judío en sus más altos niveles de decisión.
Las tres principales cadenas televisivas de EEUU (CNN, ABC, NBCy Fox) , los tres principales diarios (The Wall Street Journal, The New York Times y The Washington Post) están controlados y gerenciados (a través de paquetes accionarios o de familias) por grupos del lobby judío, principalmente neoyorquino.
Asimismo como las tres más influyentes revistas (Newsweek, Time yThe New Yorker), y consorcios hegemónicos de Internet como Time-Warner (fusionado con América on Line) o Yahoo, están controlados por gerenciamiento y capital judío que opera a nivel de redes y conglomerados entrelazados con otras empresas.
Colosos del cine de Hollywood y del espectáculo como The Walt Disney Company, Warner Brothers, Columbia Pictures, Paramount, 20th Century Fox, entre otros, forman parte de esta red interactiva del capital sionista imperialista.
La concentración del capital mundial en mega-grupos o mega-compañías controladas por el capital sionista, en una proporción aplastante, posibilita decisiones planetarias de todo tipo, en la economía, en la sociedad, en la vida política, en la cultura, etc., y representa el aspecto más definitorio de la globalización impuesta por el poder mundial del sistema capitalista imperial.
El objetivo central expansivo de este capitalismo sionista trasnacionalizado es el control y el dominio (por medio de las guerras de conquista o de «sistemas democráticos) de recursos naturales y sistemas económico – productivos, en un accionar que sus defensores y teóricos llaman «políticas de mercado».
El capitalismo transnacional, a escala global, es el dueño de los estados y sus recursos y sistemas económico- productivos, no solamente del mundo dependiente, sino también de los países capitalistas centrales.
Por lo tanto los gobiernos dependientes y centrales son gerencias de enclave ( por izquierda o derecha) que con variantes discursivas ejecutan el mismo programa económico y las mismas líneas estratégicas de control político y social.
Este capitalismo transnacional «sin fronteras» del lobby sionista que sostiene al Estado de Israel se asienta en dos pilares fundamentales: la especulación financiera informatizada (con asiento territorial en Wall Street ) y la tecnología militar-industrial de última generación (cuya expresión máxima de desarrollo se concentra en el Complejo Militar Industrial de EEUU).
El lobby sionista internacional, sobre el cual se asientan los pilares existenciales del Estado de Israel, controla desde gobiernos, ejércitos, policías, estructuras económicos productivas, sistemas financieros, sistemas políticos, estructuras tecnológicas y científicas, estructuras socio-culturales, estructuras mediáticas internacionales, hasta el poder de policía mundial asentado sobre los arsenales nucleares, los complejos militares industriales y los aparatos de despliegue militar de EEUU y de las potencias centrales.
A ese poder, y no al Estado de Israel, es al que temen los presidentes, políticos, periodistas e intelectuales que callan o deforman a diario los genocidios de Israel en Medio Oriente temerosos de quedar sepultados de por vida bajo la lápida del«antisemitismo».
(B) El lobby imperial
El lobby sionista pro-israelí, la red del poder oculto que controla Casa Blanca, el Pentágono y la Reserva Federal no reza en las sinagogas sino en la Catedral de Wall Street. Un detalle a tener en cuenta, para no confundir la religión con el mito y el negocio.
A este lobby de presión se le atribuye el objetivo estratégico permanente de imponer la agenda militar y los intereses políticos y geopolíticos del gobierno y el Estado de Israel en la política exterior de EEUU.Cuando se refieren al lobby sionista (al que llaman lobby pro-israelí) la mayoría de los expertos y analistas hablan de un grupo de funcionarios y tecnócratas, en cuyas manos está el diseño y la ejecución de la política militar norteamericana.
Como definición, el lobby pro-israelí es una gigantesca maquinaria de presión económica y política que opera simultáneamente en todos los estamentos del poder institucional estadounidense: Casa Blanca, Congreso, Pentágono, Departamento de Estado, CIA y agencias de la comunidad de inteligencia, entre los mas importantes.
Por medio de la utilización política de su poder financiero, de su estratégica posición en los centros de decisión, los grupos financieros del lobby ejercen influencia decisiva en la política interna y externa de EEUU, la primera potencia imperial, además de su papel dominante en la financiación de los partidos políticos, de los candidatos presidenciales y de los congresistas.
A nivel imperial, el poder financiero del lobby se expresa principalmente por medio de la Reserva Federal de EEUU, un organismo clave para la concentración y reproducción del capital especulativo a nivel planetario.
El corazón del lobby sionista estadounidense es el poderoso sector financiero de Wall Street que tiene directa implicancia y participación en el nombramiento de funcionarios claves del gobierno de EEUU y de los órganos de control de política monetaria e instituciones crediticias (nacional e internacional) con sede en Washington y Nueva York.
Los organismos económicos financieros internacionales como laOCDE, el Banco Mundial, el FMI, están bajo directo control de los bancos centrales y de los gobiernos de EEUU y de las potencias controladas por el lobby sionista internacional (Gran Bretaña, Alemania, Francia, Japón, entre las más relevantes).
Organizaciones y alianzas internacionales como la ONU, el Consejo de Seguridad y la OTAN están controlados por el eje sionista USA-Unión Europea cuyas potencias centrales son las que garantizan la impunidad de los exterminios militares de Israel en Medio Oriente, como sucedió con la última masacre de activistas solidarios con el pueblo de Gaza.
Las principales instituciones financieras del lobby (Goldman Sachs, Morgan Stanley, Lehman Brothers, etc) y los principales bancos (Citigroup, JP Morgan y Merrill Lynch, etc), influyen decisivamentepara el nombramiento de los titulares de la Reserva Federal, el Tesoro, y la secretaría de Comercio, además de los directores del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.
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C) El mito del «antisemitismo»
A este fenómeno de «poder capitalista mundial» judío, y no a Israel, es lo que temen los presidentes, políticos, periodistas, e intelectuales que evitan puntillosamente condenar o nombrar los periódicos genocidios militares de Israel en Gaza, repitiendo lo que ya hicieron durante la masacre israelí en Libano en el 2006.
La gran complicidad internacional con las masacres periódicas israelíes no se gestan por miedo al Estado de Israel sino por miedo a lo querepresenta el Estado de Israel.
No se trata de Israel, un Estado sionista más, sino del «Gran Israel», la patria del judaísmo mundial (con territorio robado a los palestinos), de la cual todos los judíos del mundo se sienten sus hijos pródigos desperdigados por el mundo.
No se trata de Israel, sino de las poderosas organizaciones y comunidades judías mundiales que apoyaron en bloque el genocidio militar de Israel en Gaza, que utilizan su poder y «escala de prestigio» (construida mediante su victimización histórica con el Holocausto) para convertir en un leproso social al que se atreva criticar o a levantar la voz contra el exterminio militar israelí en Gaza.
Los gobiernos del mundo capitalista, los periodistas, intelectuales, organizaciones sindicales y sociales no le temen a Israel, sino a su lapidación social como «antisemita» (mote que se le otorga al que enfrenta y/o denuncia al sionismo judío).
No le temen al Estado de Israel, sino a los hijos de Israelcamuflados en los grandes centros de decisión del poder mundial, sobre todo económicos-financieros y mediático-culturales.
Los políticos, intelectuales y periodistas del sistema no temen a Israel, sino que temen a los medios, organizaciones y empresas judías, y a su influencia sobre los gobiernos y procesos económicos-culturales del sistema sionista capitalista extendido por todos los países a escala planetaria.
En definitiva temen que las empresas, las universidades, las organizaciones y las fundaciones internacionales sionistas que financian y o promocionan sus ascensos y puestos en la maquinaria del sistema los declaren «antisemitas» y los dejen sin trabajo, sin vacaciones y sin jubilación.
Esa es la causa principal que explica porque los intelectuales, académicos y periodistas del sistema viven elucubrando sesudos análisis de la «realidad» política, económica y social sin la presencia de la palabra judío o del sistema capitalista que paga por sus servicios.
Si bien hay un grupo de intelectuales y de militantes judíos de izquierda (entre ellos Chomsky y Gelman, entre otros) que condenaron y protestaron contra el genocidio israelí en Gaza, la mayoría abrumante de las comunidades y organizaciones judías a escala planetaria apoyaron explícitamente la masacre de civiles en Gaza argumentando que se trataba de una «guerra contra el terrorismo».
A pesar de que Israel no invadió ni perpetró un genocidio militar en Gaza con la religión judía, sino con aviones F-16, misiles, bombas de racimo, helicópteros Apache, tanques, artillería pesada, barcos, sistemas informatizados, y una estrategia y un plan de exterminio militar en gran escala, quien cuestione esa masacre es condenado por «antisemita» por el poder judío mundial distribuido por el mundo.
A pesar de que el lobby judío sionista que controla Israel, tanto como la Casa Blanca, el Tesoro y la Reserva Federal de EEUU no reza en las sinagogas sino en la Catedral de Wall Street, el que lo critique es tildado de inmediato como «antisemita» o «nazi» por las estructuras mediáticas y culturales controlados por el poder judío mundial.
Las campañas de denuncia de antisemitismo con las que Israel y las organizaciones judías buscan neutralizar a las criticas contra la masacre, abordan la cuestión como si el sionismo judío (sostén del estado de Israel) fuera una cuestión «racial» o religiosa, y no un sistema de dominio imperial que abarca interactivamente el plano económico, político, social y cultural, superando la cuestión de la raza o de las creencias religiosas.
El lobby sionista no controla el mundo con la religión: lo maneja con bancos, trasnacionales, hegemonía sobre los sistemas económicos-productivos, control sobre los recursos naturales, control de la red informativa y de manipulación mundial, y manejo de los valores sociales a través de la publicidad, la cultura y el consumo estandarizado y globalizado por los medios de comunicación.
En definitiva, el lobby judío no representa a ninguna sinagoga ni expresión racial, sino que es la estructura que maneja el poder mundial a través del control sobre los centros económicos-financieros y de decisión estratégica del sistema capitalista expandido comocivilización «única».
Antes que por la religión y la raza, el lobby sionista y sus redes se mueven por una ideología política funcional: el sionismo capitalista-imperial que antepone el mercado, la concentración de riqueza, la «política de negocios», a cualquier filosofía que roce las nociones del «bien» o del «mal» entendidos dentro de parámetros sociales.
Entonces: ¿De qué hablan cuando hablan de «antisemitismo» o de «anti-judaismo religioso? ¿En que parámetros referenciales se basa la condición de «antisemita»? ¿Quién es antisemita? ¿Quién critica a los judíos por su religión o por su raza en las sociedades del mundo?
A lo sumo, a los judíos, como está probado en la realidad social de cualquier país, no se los critica por su religión o condición racial sino por su apego excesivo al status del dinero (también cultivado por otras colectividades) y a integrar estructuras o jerarquías de poderdentro de un sistema injusto de opresión y de explotación del hombre por el hombre, como es el sistema capitalista.
Salvo los grupos minoritarios de fanáticos y racistas que sólo se representan a sí mismos, en las sociedades (salvo el nazismo alemán y algunas excepciones) casi nunca hubo «persecución religiosa o racial» del judío, si no que hubo una asociación del judío con la «peor cara del capitalismo», representada en el sistema económico-financiero especulativo.
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En resumen:
El lobby sionista que protege al Estado de Israel (por «derecha» y por «izquierda) esta conformado por una estructura de estrategas y tecnócratas que operan las redes industriales, tecnológicas, militares, financieras y mediáticas del capitalismo trasnacional extendido por los cuatro puntos cardinales del planeta.
Sus redes se expresan a través de una multiplicidad de organizaciones dedicadas a promover el actual modelo global, entre las que se cuentan principalmente: The Hudson Institute, The RAND Corporation, The Brookings Institution, The Trilateral Commission, The World Economic Forum, Aspen Institute, American Enterprise Institute, Deutsche Gesellschaft für Auswärtigen Politik, Bilderberg Group, Cato Institute, Tavestock institute, y el Carnegie Endowment for International Peace, entre otros.
Todos estos think tanks o «bancos de cerebros», reúnen a los mejores tecnócratas, científicos y estudiosos en sus respectivos campos, egresados de los las universidades de EEUU, Europa y de todo el resto del mundo.
El lobby no responde solamente al Estado de Israel (como afirman los analistas de la «cara derechista» de los neocons) sino a un poder mundial sionista que es el dueño del Estado de Israel tanto como del Estado norteamericano, y del resto de los Estados con sus recursos naturales y sistemas económico-productivos.
El lobby no solamente está en la Casa Blanca sino que abarca todos los niveles de las operaciones del capitalismo a escala trasnacional, cuyo diseño estratégico está en la cabeza de los grandes charmans y ejecutivos de bancos y consorcios multinacionales que se sientan en el Consenso de Washington y se reparten el planeta como si fuera un pastel.
Ni la izquierda ni la derecha partidaria hablan de este poder «totalizado» por la sencilla razón de que ambas están fusionadas (a modo de alternativas falsamente enfrentadas) a los programas y estrategias del capitalismo trasnacional que controla el planeta.
Por lo tanto, y mientras no se articule un nuevo sistema de comprensión estratégica (una «tercera posición» revolucionaria del saber y el conocimiento) el poder mundial que controla el planetaseguirá perpetuándose en las falsas opciones de «izquierda» y «derecha».
Y el lobby judío de «derecha» de los republicanos conservadores seguirá sucediendo al lobby judío «de izquierda» de los demócratas liberales en una continuidad estratégica de las mismas líneas rectoras del Imperio sionista mundial.
Y las masacres del Estado de Israel seguirán, como hasta ahora, impunes y protegidas por las estructuras del sistema de poder mundial sionista capitalista que lo considera como su «patria territorial».
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
fuente: http://www.iarnoticias.com/
James Petras: «El sionismo se ha adueñado de los centros de poder en Estados Unidos»
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OTROS 84.000 ESTADOUNIDENSES CIERRAN SUS CUENTAS BANCARIAS
Miles de norteamericanos prefirieron cerrar sus cuentas bancarias para transferir su dinero a entidades locales o cooperativas de crédito, en protesta contra el actual sistema financiero en EE. UU. Los expertos alertan que el hecho podría provocar la bancarrota de los grandes bancos.
Así, en la página de la red social Facebook más de 84.000 personas expresaron su descontento hacia el sistema y se inscribieron a la acción «el Día del Traslado Bancario», qué acabó el sábado con el cierre de sus cuentas en las grandes corporaciones y compañías ‘con prácticas avariciosas’.
¿Cómo surgió?
La idea nació a causa de los planes de Bank of America de imponer un cargo mensual de 5 dólares por el mantenimiento de las tarjetas de débito, una iniciativa muy mal acogida por la parte de la población de EE. UU., que lleva más de un mes protestando contra las grandes corporaciones y la situación económica del país, en el marco del movimiento ‘Ocupa Wall Street’.
“Estoy agotada y cansada del aumento continuo de recaudaciones y de que en el momento necesario no pueda recibir mi dinero”, declaró una de los organizadores de la acción, Kristen Christian, que antes de que Bank of América anunciara esta cuota, había sido una de sus clientes.
Desde el pasado 29 de septiembre, la fecha en la que el banco anunció la medida, unos 650.000 consumidores transfirieron su dinero a cooperativas de crédito, depositando en cuentas de ahorro un total de 4.500 millones de dólares, según los datos de la Asociación Nacional de Cooperativas de Crédito (ANCC).
¿La bancarrota se aproxima?
Todavía no está claro hasta qué punto el cambio de actitud del sector bancario, con respecto a las comisiones sobre las tarjetas de débito, extinguirá la indignación y la ira que impulsa al movimiento.
Los expertos alertan que un pánico bancario de este tipo es capaz de desestabilizar una institución, e incluso causar una bancarrota y generar una nueva crisis económica, teniendo en cuenta que los consumidores están despertando y ven que tienen opciones.
Al mismo tiempo, en el tenso ambiente económico que se vive en el país, las cooperativas de ahorro y crédito y los bancos pequeños de momento están disfrutando de la oportunidad y aseguran constituir mejores tasas de interés y un servicio más íntimo. A eso hay que añadir los consejos que dan a los consumidores de cómo pueden transferir sus cuentas sin riesgo alguno.
fuente: http://actualidad.rt.com
Los griegos acuden a los bancos para retirar en masa sus depósitos
La retirada de depósitos se acelera en Grecia por el temor a la quiebra y posible salida del euro. Atenas hace un llamamiento a la calma.
- Los griegos desvían su dinero a Suiza
- Quita mínima del 50% o saldrá del euro
- La oposición rechaza aumentar la quita
Desde que estalló la crisis de deuda en la zona euro y tras el primer rescate de Grecia en mayo de 2010, la fuga de capitales helenos ha ido in crescendo ante el temor de quiebra y salida del euro del país. Los depósitos de empresas y particulares han bajado un 10,2% desde comienzos de año (unos 21.000 millones), y un 20,5% desde enero de 2010 (unos 49.000 millones). Otras estimaciones hablan de una fuga de capitales próxima a los 200.000 millones de euros desde 2008, ubicados en plazas más seguras como, por ejemplo, Suiza.
Independientemente de la cifra, lo relevante es que la fuga de depósitos no cesa y, de hecho, se está acelerando. Hasta el momento, estas transferencias estaban siendo protagonizadas, básicamente, por los griegos más acaudalados, vía transferencias a través de Chipre o mediante sus sociedades ubicadas en el extranjero. Ante esta situación, Atenas está negociando con las autoridades suizas un nuevo acuerdo fiscal a fin de recuperar parte de este dinero.
Sin embargo, el pánico financiero, que comenzó hace meses, se ha ido agravando poco a poco hasta alcanzar tintes mucho más preocupantes en la actualidad. Así, desde que ondea sobre Grecia la posibilidad de aplicar una quita próxima al 50% sobre la deuda pública, los pequeños ahorradores han comenzado a agolparse a las puertas de sus sucursales para retirar sus depósitos. El periódico alemán Bild ejemplifica esta situación:
Lunes por la mañana, 7.40 horas en el ateniense barrio Agia Paraskevi. Los periodistas somos testigos de cómo una hilera serpenteante de griegos espera frente a una sucursal del Banco Nacional de Grecia […]
Vengo aquí para recoger inmediatamente mi pensión de 300 euros. Quién sabe qué puede pasar hoy. Mi dinero está a salvo sólo cuando está en casa […]
El jefe de una sucursal bancaria de Atenas señala al Bild: «En mi oficina hay un total de 5.000 clientes, 2.500 de los cuales quieren disponer de su dinero para transferirlo al extranjero o guardarlo en su casa. Hay casos en que la gente sale del banco con 300.000 euros en una bolsa. Si esto continúa, pronto no habrá más dinero.
El miedo es lógico si se tiene en cuenta los que supondrá para la banca griega aplicar una quita del 50% o 60% sobre sus bonos. Muchas entidades se convertirán, simplemente, en insolventes. La banca helena acumula en sus balances casi el 20% de la deuda gubernamental, casi 60.000 millones. El Banco Nacional de Grecia es, precisamente, el más expuesto, con cerca de 13.000 millones en bonos.
La banca griega se ha despeñado en Bolsa en las últimas jornadas. Y es que, una vez que se aplique dicha quita, todavía está por ver cómo se mantendrá en pie su sistema financiero. La idea de Bruselas consiste en condonar cerca del 50% de la deuda griega y evitar el colapso del país a través del segundo plan de rescate acordado el pasado julio. Es decir, una especie de quiebra ordenada dentro de la zona euro inyectando fondos internacionales tanto a Atenas como a sus bancos para evitar la salida del euro.
Pese a ello, los griegos desconfían cada vez más del plan de rescate, y ante la posibilidad de regreso al dracma (cuyo valor sería, como mínimo, un 50% inferior al actual euro), prefieren poner su dinero a buen recaudo.
Ante esta situación, el responsable del Fondo de Estabilidad Financiera de Grecia, Panayotis Thomopoulos, se ha visto obligado este miércoles a hacer un llamamiento a la calma, asegurando que los depósitos de los griegos están garantizados. Según Atenas, los bancos no están en riesgo, ya que el Estado está dispuesto a recapitalizar a las entidades afectadas por la reestructuración de la deuda: «El capital que será proporcionado a los bancos a través del Fondo [estatal] significa que los depositantes deben sentirse seguros. Esto debería despejar el temor que existe en la actualidad acerca de los depósitos», añadió Thomopoulos, tras reiterar que, en todo caso, la UE cuidará por el buen funcionamiento del sistema bancario.
Efecto de la quita sobre las pensiones
Pero la quita no sólo golpeará con fuerza a su sistema financiero, sino también a las pensiones griegas. IKA, el fondo estatal de Seguridad Social, cuenta con unos activos totales próximos a los 11.700 millones de euros, de los cuales casi dos tercios están invertidos en deuda pública helena.
Esta elevada exposición a Grecia se traducirá en cuantiosas pérdidas: la bolsa de Atenas se ha hundido casi un 85% desde 2008; y, además, se estudia aplicar una quita de hasta el 60% sobre los bonos griegos. ¿Resultado? Un fondo con el 60% de sus activos en deuda pública y el 40% restante en renta variable griega arrojaría una depreciación del 70% desde 2008.
fuente: http://www.libremercado.com/
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